Presentan una millonaria demanda contra Facebook en Kenia sobre el papel de esta plataforma en la propagación de violencia en África.
Tres litigantes presentaron la demanda por valor de cerca de 2.000 millones de euros contra Meta, matriz de la red social Facebook, en relación con el papel de esta plataforma en la propagación de violencia en África.
La demanda colectiva se interpuso ante el Tribunal Superior de Nairobi, donde Facebook abrió un importante centro de moderación de contenido para África subsahariana en 2019.
Uno de los litigantes es Abrham Meareg, un académico cuyo padre, un profesor de química oriundo de la región de Tigré, Etiopía, fue víctima de un ataque racista en Facebook y asesinado después en noviembre de 2021.
El ataque ocurrió mientras se libraba una guerra entre el Gobierno etíope y los rebeldes de Tigré que causó miles de muertos, a la que puso fin un acuerdo de paz firmado el pasado noviembre en Sudáfrica.
Abrham intentó que Facebook retirara los mensaje difamatorios, sin éxito.
El segundo demandante es el también etíope Fisseha Tekle, antiguo investigador y asesor legal de la organización pro derechos humanos Amnistía Internacional (AI).
Sus informes sobre la violencia de todas las partes en la guerra de Etiopía le convirtió en blanco de abusos en Facebook.
Y el tercero es el Instituto Katiba, una organización keniana creada para defender la Constitución de Kenia.
Los litigantes, que consideran que Meta pudo violar la Constitución de Kenia, piden una adjudicación de 200.000 millones de chelines kenianos (unos 1.525 millones de euros) para crear un fondo de restitución para las víctimas africanas del odio y la violencia incitados en Facebook.
También reclaman otros 50.000 millones de chelines (unos 382 millones de euros) por daños similares de publicaciones patrocinadas.
La demanda cuenta con el respaldo de varias organizaciones como partes interesadas, entre ellas Amnistía Internacional, la Comisión de Derechos Humanos de Kenia y el Colegio de Abogados de este país africano.
Pese a las acusaciones, Meta sostiene que no permite discursos de odio e incitación a la violencia en Facebook y su servicio de fotografía Instagram y que invierte en recursos técnicos y humanos para rastrear ese contenido.