La capital china, Pekín, ha servido de anfitriona para el evento de robótica de última generación con la participación de alrededor de 130 empresas de diferentes sectores.
La Conferencia Mundial de Robots congregó a diferentes sectores dedicados al desarrollo y la innovación de la robótica como actividad fundamental. El sector de la robótica facturó 83.000 millones de yuanes el pasado 2021, alrededor de 12.230 millones de dólares americanos.
Los participantes en el evento realizado recientemente, mostraron cómo los robots pueden contribuir a diferentes sectores, incluida la industria de restaurantes, la medicina, el cuidado de personas mayores, la agricultura y la fabricación. Una forma de humanizar la tecnología y divulgar su aplicación práctica en distintos escenarios y esferas de las sociedades actuales.
De la mano de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y el big data, se espera que alcance en menos tiempo de lo previsto a grandes referentes en la materia como Japón.
En palabras de Xin Guobin, viceministro de Industria y Tecnología de la Información de la República Popular China: “Las empresas chinas de robótica han logrado avances graduales en componentes centrales como desaceleradores de precisión, servomotores de alto rendimiento y sensores de nuevo tipo, mientras que también se ha avanzado en el software central representado por el sistema operativo del robot y ha entrado en aplicación práctica”.
Una de las principales atracciones han sido los robots destinados a la realización de pruebas PCR, ya rutinarios para muchos ciudadanos chinos tras la pandemia. China permanece aferrada a su política de cero COVID y, desde los rebrotes en primavera, los habitantes de las grandes ciudades se someten a varias pruebas PCR semanales para poder entrar en lugares públicos como tiendas, parques o la citada conferencia.
Además, se mostraron avancen en general en el sector salud, robots que realizan intervenciones dentales, cirugías de alta precisión o cuidado de ancianos. El robot de la compañía Robint, equipado con una cámara, es capaz de desplazarse por la casa de un anciano, llevar un recuento de las medicinas que ha tomado y alertar en caso de que se haya saltado alguna. Además, cuenta con dispositivos como un termómetro o un tensiómetro cuyos datos se sincronizan con el robot para hacer seguimiento del estado de salud del paciente.