Los cambios introducidos por la pandemia ponen de manifiesto la importancia de un balance entre innovación y ciberseguridad, los modelos tradicionales de cómo hacer las cosas han sido reemplazados por unos más simples y muchas actividades han migrado al ciberespacio.
La transformación digital, la innovación están siendo priorizadas en las empresas porque traen agilidad y eficiencia en las operaciones como en la toma de decisiones. Sin embargo, a este aspecto siempre hay que acompañarlo con una cultura de ciberseguridad que juegue un rol clave.
Consideremos las constantes noticias sobre fugas de datos personales y la interrupción de operaciones en grandes empresas a causa de ransomware, en el 2017 la epidemia de Wannacry afectó a empresas en todo el mundo, algo que debió redundar en mejores hábitos digitales para las empresas.
En los negocios, no es posible solo enfocarnos en la transformación digital, la innovación y en mejorar la experiencia de usuario (UX) e ignorar la protección de estos procesos, productos y servicios. De allí que la innovación y la ciberseguridad deban desarrollarse juntas.
Para evitar problemas y tratar de mantener el equilibrio de la relación innovación-ciberseguridad, la comunicación y conexión entre los equipos que planifican e implementan proyectos de innovación con el equipo de ciberseguridad es extremadamente importante.
Prácticas como posponer actualizaciones o parches de software importantes u optar por una operación encubierta (por ejemplo, lanzar una operación de manera sigilosa en la nube sin proteger este entorno) son más comunes de lo que parece y han sido causas frecuentes de varios casos de ransomware.
En conclusión, la relación innovación-ciberseguridad, las pequeñas pero importantes vulnerabilidades, cuando se descubren y se resuelven al instante, crearán una red sólida que protegerá el presente y el futuro de las empresas.