Estos dos temas han dominado la conversación sobre ciberseguridad en la actualidad. El próximo año más ciberdelincuentes adoptarán la Inteligencia Artificial para acelerar y ampliar las funcionalidades de sus herramientas. Ya sea para un desarrollo rápido más rentable de nuevas variantes de malware y ransomware o para utilizar tecnologías deepfake con el fin de llevar el phishing y los ataques de suplantación de identidad al siguiente nivel.
Al igual que hemos visto a los ciberdelincuentes aprovechar el potencial de la IA y el ML, también lo harán los ciberdefensores. Ya se han realizado importantes inversiones en Inteligencia Artificial para la ciberseguridad, y esto continuará puesto que más empresas buscarán protegerse de las amenazas avanzadas.
Respecto al impacto de las regulaciones en puerta, en Europa y Estados Unidos se han dado pasos importantes en la regulación del uso de la Inteligencia Artificial. A medida que se desarrollen estos planes, se producirán cambios en la forma en que se utilizan estas tecnologías, tanto para actividades ofensivas como defensivas.
En palabras de ”, Sergey Shykevich, Threat Intelligence Group manager de Check Point Software Technologies: “Nuestra dependencia de la IA para la ciberseguridad es innegable, pero a medida que evoluciona también lo harán las ciberamenazas. El año que viene, debemos innovar más rápido que las amenazas a las que nos enfrentamos para ir un paso por delante. Aprovechemos todo el potencial de la IA para la ciberseguridad, con la vista puesta en un uso responsable y ético”.