Habiéndose convertido en una prioridad para la mayoría de los gobiernos y las empresas, la innovación se reconoce ahora como un motor clave del crecimiento y la prosperidad, un desarrollo que tiene repercusiones en los flujos comerciales y las normas que rigen el comercio mundial dicen los expertos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que abogan por una mejor regulación y coordinación internacional de esta nueva economía que opera sobre la base de algoritmos.
En su Informe sobre el comercio mundial 2020:
Publicado esta semana, la OMC informa sobre un número creciente de gobiernos que han adoptado políticas para promover la innovación y el avance tecnológico para sus economías, incluidos sus sectores manufactureros tradicionales, a fin de promover el paso de la producción mecánica y analógica a procesos más digitales.
La crisis sanitaria del Covid-19 viene así a reforzar esta tendencia aparecida desde la crisis financiera de 2008. “Durante la última década, el gasto en Investigación y Desarrollo (I + D) en servicios vinculados a las tecnologías de la información y la comunicación la comunicación pasó del 10,8% al 14,2% del gasto mundial en I + D ”, observa la OMC.
Estas políticas públicas de apoyo a la innovación y el desarrollo de la economía digital toman diferentes formas, ya sea la financiación pública directa e indirecta de I + D, la eliminación de aranceles a la importación de determinados productos tecnológicos, los requisitos en contenido local de producción o promoción de clusters y centros de alta tecnología.
Para la organización con sede en Ginebra, “es importante que los países trabajen juntos para lograr resultados generales positivos mientras se minimizan los efectos secundarios negativos”.
Al mismo tiempo, la institución está preocupada por el proteccionismo digital y la proliferación, en los últimos meses, de conflictos en este ámbito. Como recordatorio, Estados Unidos ha prohibido a las empresas que utilizan tecnología estadounidense comerciar con el gigante chino Huawei. Washington también está fuera de las discusiones en la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) sobre el impuesto digital.
La organización también está preocupada por la amenaza al libre flujo de datos, una materia prima esencial para la economía digital.
“Se han convertido en insumos en todos los aspectos de la vida económica”, señala la OMC en su informe, especificando que en 2017 se intercambiaron unos 45.000 gigabits de datos por segundo en el mundo, contra 100 gigabits diarios en 1992. “Sus cantidades y su heterogeneidad serán cruciales para el desarrollo de sistemas de inteligencia artificial”, apunta la institución. La OMC observa, sin embargo, que esta circulación está “limitada” por las regulaciones nacionales sobre protección de datos personales o ciberseguridad, y pide a los países que “armonicen sus normas” para evitar la proliferación de “políticas restrictivas”. En el ámbito digital, la OMC afirma haber apoyado la innovación de muchas formas.
De cara al futuro, la OMC dice que “seguirá teniendo un papel importante que desempeñar en la reducción de la incertidumbre en los mercados de bienes y servicios digitales”.
Pide a sus miembros que “examinen formas de fomentar la distribución de los beneficios derivados de las políticas de innovación y las medidas necesarias para facilitar las inversiones y posibles flexibilidades para que los gobiernos apoyen la innovación digital nacional”.
“La movilidad de los trabajadores calificados, el flujo de datos y las preocupaciones por la privacidad, así como el comportamiento anticompetitivo en la industria digital también son motivo de gran preocupación”, señala el informe.
Para la OMC, “la cooperación internacional destinada a promover un entendimiento común de estas políticas ayudaría a prevenir tensiones comerciales y, por lo tanto, sentaría una base más sólida para que prosperen la innovación, la inversión y las actividades transfronterizas “.