Las transacciones de criptomonedas vinculadas a actividades delictivas, alcanzaron un nuevo récord en 2021 y casi se duplicaron año tras año, a pesar de que su participación se está reduciendo en un mercado en auge.
En 2021, el equivalente a 14.000 millones de dólares pasó a través de direcciones vinculadas a actividades ilegales, frente a 7.800 millones en 2020, estima este jueves la firma de análisis Chainalysis.
Por lo tanto, “estos números no cuentan toda la historia. El uso de criptomonedas, ha crecido a un ritmo nunca antes visto”, señala el estudio, con transacciones por valor de 15,8 billones de dólares en 2021, un aumento vertiginoso del 567% en comparación con el año anterior.
La firma especializada en el estudio de las transacciones en blockchain, la tecnología detrás de bitcoin y la gran mayoría de las criptomonedas, estima por ello que las transacciones ilegales solo representan el 0,15% del uso total de las criptomonedas.
En detalle, las estafas por sí solas representan 7.800 millones de dólares, con el aumento en particular de los “tirones de alfombras” (“moqueta tirando”), que han costado a los inversores 2.800 millones de dólares.
Estos últimos compran una nueva criptomoneda, aumentando su precio, pero sus creadores están vendiendo en masa al precio más alto, lo que hace que el precio se derrumbe antes de desaparecer.
Un ejemplo particularmente publicitado, una criptomoneda llamada “Squidcoin”, había visto su precio multiplicarse por diez a raíz de la exitosa serie de Netflix “Squid Game”, antes de ver su precio colapsar solo unos días después de su creación.
Asimismo, los reguladores miran cada vez más al mercado de las criptomonedas.
Del mismo modo, señala Chainalysis, “que un avance alentador en la lucha contra los delitos relacionados con las criptomonedas, es la creciente capacidad de los organismos encargados de hacer cumplir la ley, para incautar directamente los activos obtenidos ilegalmente”.
Finalmente, en junio, las autoridades estadounidenses habían recuperado así directamente el equivalente a 2,3 millones de dólares en bitcoins, de los cuales 4,4 millones la petrolera Colonial Pipeline, había pagado a los piratas informáticos.
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