Entre las estrategias empleadas por los ciberdelincuentes en la esfera laboral, en los últimos años se han popularizado las tecnologías deepfake que permiten modificar el aspecto o la voz de personas en imágenes o vídeos dando alas a nuevos ataques.
Esto es posible gracias a tecnologías basadas en inteligencia artificial (IA), mediante las cuales los estafadores pueden hacer parecer que ciertos individuos han hecho o dicho cosas fuera de la realidad y crear vídeos con imágenes de los candidatos para hacerlos pasar por personas reales.
De ese modo, los impostores utilizan vídeos, imágenes, grabaciones e identidades robadas de usuarios legítimos y se hacen pasar por otras personas para obtener un puesto de trabajo en remoto.
Una vez contratados y dentro del organigrama de una empresa, tienen acceso las claves y credenciales de la compañía, así como documentos personales que pueden utilizar tanto para su beneficio propio, como para perpetrar chantajes o sacar algún otro tipo de rédito económico.