Recordamos la onda expansiva del movimiento #MeToo que nació en Twitter en 2017, a raíz del asunto Weinstein. Está claro que, cuatro años después, la lucha contra el acoso sexual sigue siendo relevante en la actualidad. En Marruecos, el activismo 2.0 migró a Instagram, al igual que otras luchas como el feminismo o las libertades individuales.
Recientemente, en un día soleado en Tánger, una joven fue agredida sexualmente en la vía pública por un hombre, filmado por un cómplice. El vídeo se publicó en las redes sociales y se hizo viral. Y para algunos, fue la oportunidad de denunciar, una vez más, el acoso callejero y la violencia contra las mujeres.
Varios activistas han transformado así Instagram en un espacio de lucha y emancipación para las mujeres marroquíes, pero también para las personas LGBT.
Estas denunciantes, directamente de las generaciones milenial y Z, comparten testimonios de víctimas y sensibilizan sobre el feminismo, la lucha contra la homofobia o el racismo.