La asociación Authors Guild de Estados Unidos demandó al grupo de empresas, que integran a OpenAI por el uso ilegal de sus obras, violando violar la Ley de Derechos de Autor.
En está asociación están escritores como: George RR Martin -de Juegos de Tronos-, Jonathan Franzen -autor de Las Correcciones-, John Grisham -quien publicó La firma- y Jodi Picoult, autora del Best Sellers, She’s not There.
Como parte del proceso, los demandantes buscan la reparación económica por las violaciones contra sus obras, con las que se “alimentó” la inteligencia artificial (IA), en las diferentes versiones de ChatGPT.
Junto con el establecimiento de un acuerdo para detener el acceso a sus obras y que estas dejen de ser utilizadas para la generación de contenidos por esta tecnología.
Se trata del caso 1:23-cv-08292, presentado a mediados de septiembre, en la corte federal del distrito sureste de Nueva York, en el cual se describe que en el corazón de estos algoritmos se encuentra el robo sistemático y masivo de sus obras.
El texto señala que los demandados ponen en riesgo a los escritores: “Al permitir, que cualquiera que tenga acceso a su IA pueda generar automática y prácticamente de forma gratuita textos, que de otra forma tendrían que haber sido solicitados y pagados a los autores (…) El ChatGPT genera contenidos basados en las obras de este grupo de autores, que han sido plenamente cargados a la IA sin permiso de sus creadores y, por ello, los demandados son plenamente responsables de estos contenidos no autorizados. Porque, ellos alimentaron sus algoritmos con sus obras y la hicieron de dominio público”, argumenta el litigio.
Aunque, OpenAI aseguró ante el Congreso de Estados Unidos que para ellos es una prioridad que la economía creadora siga creciendo; que su tecnología se utilice para potenciarla y se beneficie de la misma. La firma piensa que los autores merecen el control sobre cómo se utilizan sus creaciones y que ellos deben de beneficiarse de esta tecnología. Testificó Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI.
Al tiempo que afirmó que la compañía tiene “contenido autorizado directamente de los propietarios de contenidos para fines de capacitación de su IA”.
La demanda reclama daños y prejuicios por la pérdida de licencia de sus obras y la usurpación de mercado por parte de los demandados, al convertirlos en cómplices no dispuestos. Así como una orden permanente para evitar que estos daños se repitan.
La organización de autores informó que los escritores ya están perdiendo ingresos por redacción, periodismo y otras actividades en línea. Debido a que estas actividades están empezando a agotarse por el uso de la IA.
Uno de los demandantes señaló que ha perdido hasta 75% de sus oportunidades de trabajo por esta tecnología.