Inteligencia Artificial, machine learning y robótica para hacer frente al coronavirus
Las herramientas digitales permiten tomar acciones y probar alternativas de cura. Gobiernos, investigadores y organizaciones de salud que trabajan en contener la difusión del coronavirus o Covid-19 aplican nuevas tecnologías para conseguirlo.
La Inteligencia Artificial (IA) se usa para desarrollar una vacuna, analizando las propiedades de distintas moléculas para identificar su potencial y adelantarse a cómo van a responder frente al virus. Aplicándola junto con otras tecnologías como 5G puede fomentar la conectividad y la inteligencia en las ciudades para controlar brotes, futuras pandemias o emergencias.
Prevención en fases tempranas, aplicación de algoritmos de detección al análisis basado en big data del historial de pacientes. La tecnología machine learning está siendo usada por una firma de servicios de administración electrónica y otra empresa china de viajes para desplegar una solución para realizar perfiles de riesgo, que se emplearán para conocer la exposición al virus de visitantes de China que vayan a Malasia y Filipinas. La firma Global Data apunta a su potencial en la identificación de posibles brotes y en la previsión de cómo van a difundirse.
El empleo de robótica y de dispositivos autónomos permite manejar elementos reduciendo el contacto directo entre personas. Los robots de esterilización, como los TMiRob han desplegado en los principales hospitales de Wuhan, ayudan en la contención al desinfectar las zonas de cuarentena sin necesidad de intervención humana.
Los drones también están mostrando sus posibilidades para el transporte de medicinas y otros productos necesarios en las zonas de brotes. También se ha visto el uso de robots en la industria hotelera para distribuir alimentos por las habitaciones, minimizando el contacto con humanos.
El Blockchain también tiene su parte de protagonismo. Servicios habilitados mediante la cadena de bloques se están empleando en los hospitales para reducir el tiempo empleado en trabajo administrativo y destinar personal en primera línea, de modo que se agiliza el trabajo de procesamiento de determinadas interacciones con pacientes para reducir la necesidad de contacto físico.