Se está produciendo una revolución en los medios de pago en Marruecos. La FPC (Fingerprint Cards) sueca, acaba de anunciar la adopción de sus tarjetas de pago biométricas, con lector de huellas dactilares, por parte de “dos de los mayores bancos marroquíes”, sin desvelar sus nombres.
Sin embargo, sabemos que algunos bancos franceses que han adoptado estas tarjetas tienen filiales marroquíes. De hecho, esta tecnología muy reciente hizo su debut hace menos de dos años en Francia. Fingerprint Cards anunció hace un año que su tecnología se estaba utilizando en las tarjetas de pago Gold y World Elite ofrecidas por Crédit Agricole France, luego de una experiencia piloto de seis meses.
BNP Paribas y Société Générale también ya han adoptado este tipo de tarjeta. Los 3 bancos tienen filiales marroquíes. Una tarjeta bancaria biométrica funciona sin código, pero con la huella dactilar de su titular. Para ello, incorpora un lector de huellas dactilares que permite identificar al portador y autorizar una transacción. Este lector se alimenta de una pequeña batería interna o de la energía proporcionada por un terminal de pago.
La tarjeta biométrica se presenta así como más segura frente al riesgo de fraude que la tarjeta clásica: según el especialista francés MoneyVox, en 2020 se desvió 1 euro por cada 11.110 euros pagados con tarjeta en comercios. En lo que respecta específicamente al pago sin contacto, la tasa de fraude es un poco más alta, pero sigue siendo muy baja, con 1 euro perdido por cada 7.690 euros pagados. El único inconveniente observado donde ya se ofrece: la tarjeta biométrica cuesta más hasta 25 euros al año más en Francia, por ejemplo.