El Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica cuenta los bautizados como padrinos de la inteligencia artificial y el aprendizaje de máquinas, quienes se han impuesto a las 47 candidaturas de 16 nacionalidades que optaban al galardón.
Los premiados son el británico Geoffrey Hinton, que trabaja en Google y la Universidad de Toronto; el franco-estadounidense Yann LeCun, que tiene la Legión de Honor de Francia y es jefe científico de inteligencia artificial en Meta (antes, Facebook); el canadiense Yoshua Bengio, catedrático de la Universidad de Montreal; y el también británico Demis Hassabis, fundador de Deep Mind (adquirida por Google en 2014), que ha investigado en el University College de Londres y asesorado al Gobierno británico.
Geoffrey Hinton, Yann LeCun, Yoshua Bengio y Demis Hassabis fueron premiados por su “extraordinaria aportación” y su “impacto actual y futuro en el progreso de la sociedad moderna”.
En el acta del jurado dice textualmente: “Sus aportaciones al desarrollo del aprendizaje profundo (Deep Learning) suponen un gran avance en técnicas tan diversas como el reconocimiento de voz, el procesamiento del lenguaje natural, la percepción de objetos, la traducción automática, la optimización de estrategias, el análisis de la estructura de las proteínas o el diagnóstico médico. Su impacto actual y futuro en el progreso de la sociedad puede ser calificado de extraordinario”.
El aprendizaje profundo (Deep Learning) se basa en un conjunto de técnicas que utilizan redes neuronales artificiales, a imitación de la estructura del cerebro humano, y se enmarca dentro de la más amplia rama del aprendizaje automático, una de las más prometedoras en el marco de la inteligencia artificial.
En esencia, se trata de lograr que la máquina aprenda por sí misma a partir de un gran conjunto de datos. Y los datos, así como la creciente capacidad de computación para manejarlos, suponen una parte inherente de las sociedades actuales. De ahí la creciente importancia de este campo.
El Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, que el año pasado fue a parar en esta categoría a los desarrolladores de la vacuna de ARN, pretende destacar un ámbito repleto de aplicaciones prácticas presentes y futuras.
Desde los coches automáticos hasta los últimos avances de Internet, tendrá cada vez más un mayor influjo en nuestras vidas, tanto desde el punto de vista económico como en el ámbito social y cultural.