La combinación de la mercadotecnia con la geografía ya cuenta por lo menos con 20 años de innovación y desarrollo. El geomarketing o el marketing territorial tiene sus orígenes en el año 2000 con la creación de “Google Adwords”, un servicio que lograba identificar la ubicación geográfica de una persona según sus búsquedas de internet.
El Geomarketing, es una herramienta que permite a las empresas analizar la situación de un negocio mediante el uso de información cartográfica, obteniendo la localización exacta de los clientes: su comportamiento, sus hábitos o su nivel adquisitivo, así como la georeferenciación de puntos de venta, sucursales, competencia; localizándolos sobre un mapa que generalmente es gestionado a través de Sistemas de Información Geográfica, integrado por datos, programas informáticos de tratamiento, métodos estadísticos y representaciones gráficas destinados a producir una información útil para la toma de decisiones, a través de instrumentos que combinan la cartografía digital, gráficos y tablas. Básicamente responde a la cuestión de cómo captar, retener y fidelizar a los clientes pero con insumos geoespaciales.
De esta forma el Geomarketing utiliza la combinación de variables geográficas con las variables psicográficas y demográficas para determinar la composición de un mercado en un área geográfica determinada.
Sin embargo, las redes sociales vienen abriendo infinitas posibilidades de aplicación para cualquier tipo de compañía. Surge aquí el concepto de “minería de datos”, que se puede definir en este caso como la capacidad de analizar los datos alrededor de nuestro negocio e interpretar la información en beneficio propio. El Geomarketing unido a las redes sociales nos permite obtener mucha más información valiosa sobre clientes, competencia, hábitos y costumbres.
Pero nuevos desarrollos nutren aún más la tecnología alrededor del Geomarketing. Si ya con la combinación del marketing, los sistemas de información geográfica y las redes sociales los resultados son sencillamente impresionantes, qué tal si ahora incorporamos la versatilidad que trae consigo toda la revolución tecnológica de los smartphones y la tecnología de GPS que incorporan. Los propios teléfonos tienen la opción de ser localizados, y si usamos las redes sociales a través de ellos también podemos ser ubicados. Pero también se puede obtener información de la rutina de los clientes, los centros de consumo a los que accede y las elecciones a la hora de comprar un producto.
De esta forma, cada usuario conectado y geolocalizado constituye un nodo de la gran red que las tecnologías de marketing geográfica pueden gestionar, para confeccionar la estrategia que la empresa requiere para consolidar sus inversiones y alcanzar mayores y más óptimos niveles de competitividad.