Una tasa de integración industrial del 100% es imposible de alcanzar e incluso sería perjudicial para la competitividad nacional, argumenta Ryad Mezzour, Ministro de Industria y Comercio.
Durante su intervención en el programa ‘L’info en face’, el directivo también aseguró que con una tasa de robotización del 45%, la industria 4.0 ya es una realidad en Marruecos.
Asimismo, “la Industria 4.0 ya es una realidad en Marruecos”, sostiene el Ministro de Industria y Comercio, Ryad Mezzour, dijo que la tasa de robotización de las industrias marroquíes supera hoy el promedio del 45%.
Además agregó, “que es interesante dado que la explosión de la base industrial nacional es bastante reciente”, añadió.
Otro motivo de satisfacción para el Ministro: el ritmo de integración industrial, un gran desafío para la competitividad nacional, que ha alcanzado niveles muy altos y sigue en una trayectoria muy positiva.
Por lo tanto, “en el segmento automotriz estamos en una tasa de integración del 63%, con el objetivo de llegar al 80% en los próximos 2 o 3 años. Esta tasa es del 41% en aeronáutica. Para la agroindustria, es aún más amplia mientras que para la textil, se está en proceso de ampliación”, subraya Ryad Mezzour.
Asegura que una tasa de integración del 100% es imposible de alcanzar y que incluso sería perjudicial para la competitividad nacional. “No podemos producir todo. No podemos competir con un país petrolero para producir plástico, por ejemplo. ¡Tampoco debemos decidir producir nada y todo porque hemos decidido producir cualquier cosa y todo! ¡Esto incluso reducirá la competitividad del país!”, aseguró el Ministro.
Del mismo asegura la misma fuente, “que se está, procediendo de forma inteligente, producto a producto, mercancía a mercancía, para intentar llegar a lo más alto del podio, sabiendo que Marruecos ocupa actualmente el tercer puesto en el ranking mundial de competitividad automovilística”, explicó.
Finalmente, “Marruecos se enorgullece de vender el 63% de los coches integrados en Alemania, Italia, Francia o Suecia. Sí, en Suecia, ¡digan lo que digan algunos!”, insiste.