Las empresas tecnológicas europeas que trabajan en la industria de la defensa, están obteniendo financiamiento a causa del conflicto ruso-ucraniano.
El año pasado, los gobiernos de todo el viejo continente aumentaron el gasto de defensa militar, prometiendo, miles de millones de euros para modernizar y desarrollar sus fuerzas armadas.
La inversión privada en empresas de tecnología relacionadas con la defensa ha aumentado paralelamente. Según el proveedor de datos Pitchbook, la inversión en aeroespacial y defensa alcanzó un máximo histórico de casi 780 millones de euros en 2022.
Esto marca un cambio importante: “Simplemente no es una opción”, dijo Uwe Horstmann, socio general de Proyect A, que invierte en empresas de tecnología de defensa. “Porque está claro que la situación ha cambiado por completo”.
En Europa, en tiempos de paz, invertir en defensa podría ser controvertido. A finales de 2021, una empresa de inversión dirigida por el fundador de Spotify, Daniell Ek, invirtió 102.5 millones de euros, (109 millones de dólares!) en Helsing.Al, una empresa de inteligencia artificial que proporciona análisis de datos del campo de batalla. La noticia de la inversión provocó llamadas para boicotear a Spotify y quejas de que el servicio de transmisión de música estaba apoyando esfuerzos militares.
Tanto empresas militares como comerciales, generalmente clasificadas como de “doble uso”, han atraído el interés de nuevos inversionistas desde el inicio del conflicto.
En octubre, Project A, Sanno Capital y el multimillonario Peter Thiel, invirtieron 17.5 millones de dólares en Quantum-Systems, una empresa de drones que desarrolla estaciones de acoplamiento que permiten cargar y desplegar vehículos aéreos no tripulados sin operadores humanos. Los dispositivos están diseñados para ser utilizados por militares, agentes de la patrulla fronteriza, empresas mineras y para realizar vigilancia en la ciudades.
En 2022, Quantum-Systems suministró 42 drones a través de las fuerzas armadas alemanas para apoyar al ejército ucraniano.
Las naciones europeas han aumentado sus presupuestos de defensa desde que comenzó la guerra.
Alemania, que limitó el gasto en sus fuerzas armadas durante décadas, anunció nuevos compromisos para el financiamiento de la defensa y destinó 10.000 millones de euros para comprar 35 aviones de combate F-35A Lightning.
En abril, poco después de la invasión, la OTAN lanzó su Acelerador de Innovación en Defensa, un programa diseñado para invertir un 1.000 millones de euros en nuevas empresas en etapa inicial y otros fondos de tecnología profunda alineados con los objetivos estratégicos del bloque.
El año pasado, el Fondo de Defensa de la Unión Europea también otorgó 1.200 millones de euros a 61 proyectos de investigación y desarrollo de defensa.